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Al oír esas palabras, las esquinas de la boca de Ran Yu temblaron. Tenía el rostro ceniciento, y estaba tan enfurecido que sus intestinos se retorcían. Si sacaba a esa violenta serpiente del vientre del Pez Ranyi, ¿qué ocurriría si estaba mordiendo sus órganos?
Todo su tembló cuando Yi Yun dijo lentamente: —Si no la saco seguirá consumiendo tu linaje, ¿cierto?
En ese momento, incluso los demás discípulos del clan Luo sintieron dolor cuando escucharon eso. Muchos sintieron un inexplicable escalofrío al mirar a Yi Yun.
No era alguien con quien debieran meterse.
Como los humanos generalmente eran débiles, la mayoría de los Fey tenían la impresión que eran débiles y que fácilmente podían ser hostigados en el Cielo Empíreo de los Diez Mil Fey. Sin embargo, ¡Yi Yun era completamente diferente! Ni siquiera los Fey eran tan despiadados como él.