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—Felicidades, hermano menor Yi. Hoy definitivamente te convertiste en alguien en el Estado Nube de Fuego. —dijo Luo Fengling con honestidad.
Yi Yun sonrió antes de mirar en dirección a Bai Chen.
Bai Chen había estado de buen humor cuando llegaron al Edificio Fey Antiguo, pero ahora había perdido esa actitud. Era como si todo su ser se hubiera cubierto de una capa de polvo.
—El hermano mayor Bai Chen parece haber recibido un duro golpe —continuó Luo Fengling—. La prueba del Salón Divino Luo ocurre una vez cada sesenta años. Aún no ha comenzado oficialmente, pero la competencia ya está así de intensa.
La joven suspiró. El mundo de los guerreros era así, y la situación era inevitable. Si Bai Chen no se recuperaba de ese revés y seguía en ese estado mental, su futuro en las artes marciales sería limitado. Incluso podría detenerse y no volver a avanzar.