—Esto es… ¡el lejano norte!
Yi Yun había estado allí antes, así que pudo reconocer el lugar inmediatamente porque estaba lleno de Qi Yin y aura asesina.
Las tierras del lejano norte estaban a una gran distancia del mundo Tian Yuan y el Desierto Divino. Sin embargo, esa distancia ya no lo desanimaba a Yi Yun, que había aprendido las leyes de dimensión espacial, y podía alcanzar el Desierto Divino en un periodo de tiempo muy corto.
La fisura espacial sobre él comenzó a emitir relámpagos negros, y un hombre robusto y con el torso desnudo salió de ella. Sus músculos estaban esculpidos como el metal, y estaban llenos de venas púrpuras. Parecía un tótem demoníaco.
Después de que apareció, se paró respetuosamente detrás de Yi Yun. Era como una pagoda imponente con una mirada temible y siniestra.