Las figuras legendarias de la raza desolada nunca pensaron que una persona pudiese ser tan descarada. El Soberano de la Noche había intentado robar el cadáver del Espíritu Sagrado, y había activado las matrices del altar de huesos divino. Sin embargo, estaba parado allí con una actitud petulante, como si estuviera en un terreno moral elevado, e incluso los reprendió.
Era como si estuviese regañando a todas las formas de vida bajo el cielo, mientras que la raza desolada parecía egoísta.
Ellos se sintieron tentados a atacarlo, pero en ese momento, una clara voz resonó bajo las nubes oscuras.
—Yun'er no morirá.
Sosteniendo su báculo de hueso, Jiang Xiaorou se paró frente al palacio de la raza desolada. Mientras el frío viento soplaba, su vestido rojo volaba. Estaba en gran contraste con el cielo oscuro.
El Soberano de la Noche se sorprendió un poco, y volteó la cabeza para mirarla.