Con la plaga como excusa, la culpa fue empujada hacia él. Tal movimiento fue extremadamente vil. Y con la inteligencia de los aldeanos, ¡no había manera de que pudiesen ver a través de eso!
¿Cómo sabrían acerca de la píldora que podía sobrecargar su vitalidad? ¿Cómo sabrían que los huesos desolados tenían toxinas que podían matar cuando se refinaban?
Había muchos entre ellos que ni siquiera habían oído hablar de huesos desolados sino desde hace solo dos meses.
Los pobres habían llevado vidas llenas de hambre y frío. Además de la comida, no tenían forma de poner nada más en sus cerebros. Incluso si se les explicase palabra por palabra, resultaría posible que no pudiesen entenderlo.
—¡Maldición!
Los ojos de Yi Yun se volvieron fríos. ¡Si se mostraba, sería igual que declarar la guerra a Lian Chengyu!