—Gracias, Xintong. —dijo Yi Yun en voz baja mientras la miraba. Sabía todo lo que había hecho por él durante su avance.
Aunque podría haber alcanzado el reino Semilla del Camino sin ella, la semilla que hubiera condensado no habría sido tan perfecta.
Al notar la mirada de Yi Yun, Lin Xintong entró en pánico. Sabía que ya no llevaba nada puesto después de ayudarlo a mejorar su cultivo.
Aunque se sentía avergonzada, no estaba para nada angustiada. Extendió sus largos dedos de jade y dio un ligero golpecito en el aire. Una serie de fragmentos de hielo comenzaron a condensarse rápidamente entre ellos. En pocos segundos, esos fragmentos se convirtieron en una cortina de hielo azul que bloqueó la visión de Yi Yun.
El joven tosió secamente. Podía sortear el hielo fácilmente con su percepción, pero no lo hizo. Muchas cosas eran mejores si seguían su curso natural.