Con la llegada del invierno, comenzó a nevar en las Montañas del Espíritu de Jade.
La formación de las montañas no aislaba a la tierra de los copos de nieve, así que toda la magnífica cordillera estaba blanca.
Las Montañas del Espíritu de Jade cubiertas de nieve tenían un tipo de belleza especial.
Mirándolas desde lo alto del cielo, se podía ver una extensión blanca de nieve interminable. Parecía una enorme columna divina hecha de esos picos blancos que atravesaban el cielo azul.
Esos altos picos uno junto al otro parecían un antiguo dragón serpiente retorciéndose entre las nubes.
Arriba de la cima de la montaña, durante todo el año había un manantial de espíritus que nunca se congelaba. Parecía un jade nebuloso que se esparcía por las montañas en un sinnúmero de perlas, desapareciendo cuando entraban en las nubes.
