Las luces divinas de las leyes comenzaron a desvanecerse lentamente en el vasto cielo, y el brazo de la galaxia comenzó a brillar una vez más. Ahora, toda la ciudad de la prefactura Chu estaba totalmente en ruinas. Con la residencia real Chu como núcleo, el sitio parecía haber sido golpeado por una terrible tormenta. Todos los edificios cercanos se habían derrumbado por completo, mientras que la residencia real Chu se había reducido a polvo, sin dejar atrás sus ruinas.
El Pastor estaba de pie bajo la luna brillante, sosteniendo la espada Hueso Ilusorio en una mano y la flauta de bambú en la otra.
La brisa que soplaba agitaba su ropa verde, su elegancia y su talento parecían no tener par.
Sus dos ojos se quedaron observando a los Ancianos del clan familiar Shentu. Esa mirada profunda se asemejaba al interminable cielo estrellado sobre su cabeza.
—Está lesionado, y sus heridas parecen graves. ¡Seguramente esté al borde de sus límites!