Cuando Shentu Nantian dijo esto, la gente alrededor se alarmó. No sabían lo que le haría a Yi Yun, sin embargo, sin lugar a duda, sería algo extremadamente horrible.
Miraron la píldora en la mano de Shentu Nantian y el aire helado que esta emanaba los hizo entumecerse de miedo.
—Para mí, eres como una diminuta hormiga, no eres digno ni de que te mencione. Tus ideas de matarme son tan divertidas como lo sería ver a un mendigo mortal diciéndole a un Sabio que lo superaría. Además, morirás en diez días. Prepararé cuidadosamente una trampa para los miembros de la raza desolada que vengan a salvarte, por lo que no tendrán éxito —le dijo Shentu Nantian a Yi Yun.
—Sin embargo... aun así no te daré ninguna posibilidad de que busques venganza. ¡La píldora que tengo en mi mano se llama la Séptima Píldora Divina Yin Nociva!