En ese momento en la arena, el torneo de la alianza entre los reinos divinos de Tai Ah y Yun Long estaba en sus etapas finales. Era probable que el reino divino de Yun Long consiguiera llevarse la victoria.
—¡Admito la derrota!
Unos segundos después de que el árbitro declaró el comienzo del combate actual, un joven que representaba a la ciudad divina de Tai Ah levantó tímidamente su mano.
—¿Admitió la derrota? ¿De nuevo?
La audiencia de la ciudad divina de Tai Ah se quedó pasmada.
Varios cultivadores del reino divino de Tai Ah habían hecho de forma consecutiva muchos preparativos antes de subir a luchar, para luego permaner un tiempo en la plataforma, y unos segundos después de que comenzara el combate, ¡admitír la derrota!
¿Qué estaban haciendo?