El Desierto Divino estaba ubicado al norte del reino divino de Tai Ah, por lo que el clima tendía a ser frío. En esta época, los vientos polares soplaban causando grandes tormentas de nieve que se extendían durante toda la noche, haciendo que se acumulara una capa que transformaba a la ciudad divina de Tai Ah en un pequeño mundo nevado.
Justo antes del amanecer, mientras el cielo todavía estaba oscuro, Yi Yun salió de su casa de piedra. Al ver la gruesa capa de nieve reflejando la luz del cielo, sus ojos obtuvieron un brillo azul claro.
La nieve, en combinación con las sofisticadas casas de piedra circundantes y las frías y metálicas murallas de la ciudad le daban a las personas la sensación de vivir en un mundo mágico y legendario.
¡Dang!
¡Dang!
¡Dang!
De pronto, fuertes sonidos fueron emitidos desde la arena, y se propagaron por toda la ciudad divina de Tai Ah. Eran lentos y melodiosamente duraderos.
