—No, no; no hay necesidad de responder. Ven, podemos hablar cuando vuelvas —dijo Yu Miao, poniéndose delante de Han Sen, cerca de la Diosa.
—¿Perdón? Dijiste que compartiríamos el descubrimiento juntos, y que era un esfuerzo conjunto. Debíamos cooperar en este asunto —la cara de la Diosa se puso rápidamente agria al escuchar esto.
—Nuestra empresa cooperativa ha terminado ahora. Yu Xuan, llévatelo, ¿quieres? —Yu Miao dijo fríamente.
—No dejaré que te salgas con la tuya tan fácilmente —la diosa sabía que una pelea podría estallar si sólo una persona de un equipo en particular lo lograba. El esfuerzo de colaboración fue poco más que una farsa.
Han Sen había preparado un discurso para lo que descubrió, pero apenas tuvo la oportunidad de hablar.