Han Sen llevaba la cuenta del tiempo que tardaba la luz en desvanecerse y el manto de invisibilidad en volver y cubrir al escorpión. El escorpión invisible tardó diez minutos en desaparecer de la vista y Han Sen pensó: «Sería mejor si pudiera matarlo en menos de diez minutos en esa abertura».
Han Sen decidió atacar la próxima vez que saliera a tomar un descanso a la luz de la luna. Por supuesto, la luna llena que lo sacaba sólo ocurría una vez al mes. Si saliera por cada luna llena, como un reloj, estaría esperando un rato, pero Han Sen decidió quedarse y ver si había algún otro evento que obligara al escorpión a salir de su guarida. Se quedó allí unos días.
Con tiempo para matar, se concentró en refinar sus genoesencias de Vida mientras observaba el valle. Ahora, tenía once súper genopuntos.