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Chapter 30 - Capítulo 30 – Un Huevo Vacío

Han Sen había trepado todos los días para robar un poco de huevo y nunca encontró a una criatura de sangre sagrada regresando al nido. Supuso que los padres del huevo ya habrían sido cazados. Pero para estar seguro, cada vez que terminaba de tomar del huevo, regresaba a donde estaba Lin Beifeng en lugar de quedarse en el nido.

Lin Beifeng solo asumió que Han Sen subía para encontrar un camino. Cuando ya esperaron por dos o tres días, Lin Beifeng miró abajo, y con la neblina que había no estaba seguro si les bestias momo se habían ido.

—Sen, ¿qué te parece si bajamos un poco a ver si ya se fueron? —pidió Lin Beifeng. Ya no podía con el calor del día y el frío de la noche en el acantilado.

—Esperemos dos días más para estar seguros. Si nos ven ahora y protegen el lugar por otra semana, nos quedaremos sin comida.

Los genopuntos de Han Sen eran más altos, así que él había escuchado a la manada de bestias momo marcharse la noche anterior. Pero no se quería ir ahora, ya que no se había terminado el huevo.

A Lin Beifeng le pareció que tenía sentido, así que se mantuvo expectante.

Sin embargo, después de dos días, Li Beifeng aún veía a Han Sen hacer sus trepadas diarias. Las enredaderas solo cubrían una pequeña parte, y si Han Sen solo estaba explorando el camino, ya debió haber terminado de hacerlo, así que ¿por qué seguía trepando?

—¿Qué será? —se preguntaba Lin Beifeng, y aún no creía que podían haber criaturas de sangre sagrada.

—Sen, ¿por qué es que trepas todos los días? — Lin Beifeng no pudo evitar preguntar.

—Ya te dije, hay criaturas de sangre sagrada, y yo subo a comer —respondió Han Sen.

—¿Me llevarías contigo?

Lin Beifeng no creía las palabras de Han Sen pero se moría de curiosidad..

—¡De acuerdo!

Han Sen sonrió, agarró una viña y empezó a trepar.

Lin Beifeng lo siguió, pero estaba tan débil que se detuvo a la mitad y jadeó:

—Sen, debo detenerme. ¿A dónde vas?

—Ya casi estamos ahí. Espera aquí y te levantaré—repuso Han Sen, trepando como un lagarto.

En poco rato, Lin Beifeng vio una liana arrojada desde arriba. Atándose a la viña, utilizó la fuerza de Han Sen y trepó.

Cuando alcanzó la piedra, Lin Beifeng estuvo sorprendido por el tamaño del huevo.

—Dios, que huevo tan grande. ¿Es de sangre sagrada?

—Si, este es el huevo de una criatura de sangre sagrada —asintió Han Sen.

—Rayos, realmente es un huevo de sangre sagrada. Sen, ¡eres increíble!

Lin Beifeng estaba agradablemente sorprendido. Rompió el huevo con su puño y quiso beber.

Sacando su lengua y esperando, Li Beifeng vio que no salía nada del huevo y golpeó unas cuantas veces más, haciendo un gran hueco en la cáscara.

—¿Dónde está el contenido del huevo? —preguntó, mirando perdidamente en la cáscara hueca.

—Me la bebí—repuso Han Sen parpadeando.

—¿Te la bebiste? — preguntó Li Beifeng mirando a Han Sen.

—Hace unos días, te lo dije y te invité a que te unieras. Pensé que no querías venir —replicó Han Sen, separando los brazos.

Lin Beifeng se arrepentía tanto que estaba listo para suicidarse en ese momento.

—Sen, no tenía manera de saber que estabas diciendo la verdad. ¿Quién se hubiera imaginado un huevo de sangre sagrada en el acantilado? Si hubiera sabido, habría venido, incluso si me rompía todos los miembros.

—Beifeng, no te preocupes. Te avisaré la próxima vez que encuentre un huevo de sangre sagrada — respondió Han Sen sonriendo y le dio una palmada en la espalda.

—Sen, la próxima vez que pasen cosas tan buenas, debes recordar en avisarme. El dinero no es un problema, y te prometo que nunca te diré que no de nuevo —se quejó Li Beifeng. Estaba molesto.

—Lo prometo.

Han Sen había hecho tal esfuerzo sólo para escuchar estas palabras de él. Gente como Li Beifeng eran clientes excelentes.

Li Beifeng suspiró por un tiempo, rompió la cáscara y se la llevó consigo. Quería ver shirviéndola podría obtener algunos genopuntos sagrados de ella.

—Ni en cien años.

Han Sen se reía solo.

Cuando llegaron a la base del acantilado, las bestias momo se habían ido, así que los dos regresaron a Refugio de Armadura de Hierro.

Cuando estaban por llegar, Han Sen sonrió y le dijo a Lin Beifeng.

—Beifeng, mi reputación no es la mejor aquí, así que no entraré contigo. Te veo luego.

—Sen, ¿por quién me tomas? Estuvimos cerca de la muerte juntos, mataré a quien sea que te falte al respeto —dijo rápidamente Lin Beifeng.

—Está bien. Debo irme y no quiero problemas. Sólo entra tú.

Han Sen no le creería a alguien como él, así que se despidió y entró al refugio primero.

El huevo de ave de tormenta le dio cinco genopuntos sagrados más a Han Sen, los cuales eran menos de lo que él esperaba, pero eran una sorpresa dentro de todo, así que igual era bueno. Ahora Han Sen tenía dieciocho genopuntos sagrados.

Era una pena que no hubiera conseguido un alma bestia de ello, pero era bastante normal, ya que matar diez criaturas no garantizaría un alma bestia. Han Sen sólo había tenido suerte anteriormente.

Han Sen regresó feliz a su habitación y se teletransportó fuera de Santuario de Dios. Antes que dejara la estación, una figura fina bloqueó su camino.

—¡Maestra de la estación! Qué coincidencia —exclamó. Han Sen se lamentaba por dentro. Se había olvidado completamente de su discordia con Qin Xuan.

—Ven conmigo. — dijo Qin Xuan fríamente, caminando hacia la sala de combate. Estaba enojada porque Han Sen pudo golpearla la última vez y quería patear su trasero antes de dejarlo ir.