Pasaron unos días y el ángel ya había evolucionado. Cuando no estaba en modo batalla, no se veía diferente a lo normal; seguía siendo la lolita de siempre. Pero cuando se ponía en su modo de batalla era algo totalmente diferente.
Tenía el pelo rubio ondulado y llevaba una armadura que parecía jade. Incluso sus alas parecían de jade. El ángel se veía realmente santa, y era difícil mirarla directamente a los ojos.
Lo extraño era que el ángel manejaba una gran espada transparente. Era similar a la que Han Sen vio por primera vez cuando la conocieron en la Isla Misteriosa. La única diferencia era que esta parecía mucho más fuerte.
—¿Un alma de bestia mascota puede terminar luciendo así? —Han Sen se preguntó, asombrado. Esta fue la primera vez que había visto algo como esto.