—¿Estás bien? —dijo Reina, mirando asustada la herida en la espalda de Han Sen.
Desde el hombro hasta la cintura, su espalda había sido cortada completamente. La herida era tan profunda que su columna era visible.
Había otra herida que brotaba sangre en el cuello de Han Sen. Afortunadamente, no era lo suficientemente profunda como para que tocase el hueso o la tráquea. Si se le hubiese permitido, es bastante probable que el cuervo lo hubiese decapitado.
Las heridas daban miedo, pero la pérdida de sangre no era muy grave. La Piel de Jade de Han Sen le permitía controlar su cuerpo, mientras que Mantra de Herejía le permitía controlar la circulación de su sangre. Si no fuese por esos talentos, sin dudas se hubiese desangrado y muerto.