El ambiente estaba frío. Hacía tanto frío, se sentía como si el aire mismo estuviera cerca de congelarse.
—Hermana, hemos pasado tantos años juntos... ¿Vas a tirarlo todo por la borda? —dijo la Gata rogando con ojos rojos.
Los ojos de la Reina se movieron. Con un tono de voz helado, dijo: —Cuando formamos el equipo, te dije cuál era mi objetivo. Te dije que todo lo que quería hacer era cazar súper criaturas. No tengo afecto ni amor por las amistades y las relaciones. Nos hemos establecido en nuestro tiempo juntos. Esto es lo que soy.
Después de eso, la Reina se dio media vuelta y se fue.
Tirano apretó los puños, pero no dijo una palabra más.
Celos del Cielo se quedó tenue y sin palabras.
Las lágrimas comenzaron a fluir de las esquinas de los ojos de la Gata, mientras ella nerviosamente mordisqueaba sus propios labios.