—¿Qué quieres? —dijo Annie. Pensaba que Han Sen quería que suprimiera su fuerza para enfrentarlo.
Annie no tenía problemas con eso. Incluso si debía bajar su fuerza, ella creía que podría derrotar a Han Sen completamente.
—Vamos a la sala de entrenamiento —dijo Han Sen y se encaminó hacia ahí.
—Ahora no es el momento —dijo Annie fríamente, sin moverse.
—¿Qué? ¿Tienes miedo? —dijo Han Sen, mirándola con escepticismo.
Annie lo ignoró y dijo: —Aún tengo que trabajar. Te veré en la sala de entrenamiento en tres horas.
—De acuerdo, te esperaré—dijo Han Sen. Apreciaba esa cualidad de ella. En verdad era una buena soldado, fiel a sus deberes.
Han Sen regresó a su habitación y capturó al escarabajo unicornio, el cual estaba merodeando por todas partes. No comía o bebía, pero no moría de hambre.
Han Sen intentó alimentarlo con diferentes cosas, pero no estaba interesado en comida. Han Sen se preguntaba cómo se mantenía con vida.