Han Sen saltó a la espalda del rey gusano roca dorado sin pensarlo, elevándose en el aire junto a su mascota.
Mirando abajo, vio a una araña gigante de nieve salir de la colina de hielo. Era tan grande que probablemente podía tragar a un hombre de una sola mordida.
Han Sen no sabía si la araña gigante era una criatura mutante o una criatura de sangre sagrada. No temería a una criatura mutante, pero una criatura de sangre sagrada podría ser un desafío.
Mientras Han Sen observaba a la araña gigante, esta súbitamente abrió su boca. Una cuerda blanca tan gruesa como los brazos de un bebe voló hacia Han Sen y el rey gusano roca dorado.
—¡Maldición! Corre —dijo Han Sen. Quiso ordenarle al rey gusano roca dorado que volara más alto, pero ya era demasiado tarde. La cuerda blanca ya había atrapado una de las garras del rey gusano. Este rápidamente intentó cortar la cuerda con sus otras garras. Sin embargo, estas también se atoraron con la cuerda blanca.