Sentado sobre una roca, Han Sen vio a Huangfu Pingqing acercarse.
Estaba usando una media armadura, una falda y botas. Tenía los muslos expuestos. Se veía tan atractiva que hizo a Han Sen suspirar.
—Pequeño amigo Han, ¿has estado esperando mucho tiempo? — preguntó Huangfu Pingqing acercándose a Han Sen, tocándose el pelo de una manera muy sensual.
—Señorita Huangfu Pingqing, puedes llamarme amigo, pero ¿podrías no llamarme pequeño amigo? —pidió Han Sen un poco molesto.
—Solo si me llamas amiga —dijo Huangfu Pingqing con una sonrisa.
—En fin, ¿para qué me necesitas? — contestó Han Sen cambiando de tema.
—Ya te dije, si quieres ir a la Isla Misteriosa podría prestarte mis alas de sangre sagrada—respondió Huangfu Pingqing parpadeando.
—¿Sin ataduras? —cuestionó. Han Sen dudaba de su bondad.
—Me ofendes. Solo hazme un favor y ayúdame a cazar a la criatura de la Isla Misteriosa. ¿Qué te parece?