Afortunadamente, el jue sólo temblaba. No pasó nada más. Han Sen sabía que, mientras no hubiera alcohol en su interior, no debería haber más incidentes. Por lo que él sabía, podría haber tenido síntomas de abstinencia alcohólica. Pero mientras seguía caminando, la sacudida del jue se hizo más vigorosa. Cuando la Bruja Vacía trajo a Han Sen al lado oeste del refugio, empezó a vibrar como loco.
—¡Ahí está! Cuando está oscuro, puedes verlo brillar como un cometa —dijo la Bruja Vacía, mientras señalaba hacia el objeto.
Han Sen miró en esa dirección y vio una roca negra muy lisa. Si la Bruja Vacía no se la hubiera mencionado a Han Sen, nunca habría adivinado que era un tesoro. «Esa debe ser la Piedra Luminosa. Si vierto vino en el jue, te apuesto a que puedo convocarla», pensó Han Sen para sí mismo.
