—¿Y qué si eres el avatar de un dios? ¡Caerás! —Lillian parecía una diosa de la nieve, a los hombros del hada de escarcha gigante. Una capa de hielo cubrió los pies de Malar, plantándolo firmemente en el suelo, mientras que un meteorito helado de cientos de toneladas de peso atravesaba los cielos para aterrizar en el avatar.
Qué rayos. ¿Esta mujer está loca? Este ataque también nos afectará... Ante esta fuerza tan devastadora, Leylin fue forzada a retroceder. Hasta Alegor, en su forma de dragón, batió sus alas con tanta fuerza como pudo reunir, para mantener distancia.
—Ustedes mortales profanan a los dioses... —el avatar de Malar transmitió ondulaciones espirituales de cara al meteorito. Sin embargo, se estrelló antes de que pudiera terminar de hablar, y sus palabras se ahogaron.
¡Prrrr!