—Es cierto.... —dijo Leylin con suavidad y dejó a Ilyo desconcertado.
Él estaba dispuesto a protegerlo. Después de todo, ¡era un experto legendario que podía luchar contra muchos expertos a la vez! Era una montaña de conocimientos y un talento en la investigación de modelos de hechizos.
Lo más importante era que estaba aliado con el mal, por lo que había una posibilidad de que ayudara a Leylin.
—Muy bien... Admito que eres muy fuerte, pero ¿y qué? Mientras no puedas encontrar mi talismán, lo máximo que puedes hacer es matarme... —dijo el lich, que lo enfrentó como un cerdo muerto sin miedo del agua hirviente.
—¡Nop! Puedo elegir sellarte por la eternidad y evitar que te suicides y, por lo tanto, resucites —dijo Leylin.
Los zapatos de Leylin pisaron el cráneo de cristal. Ilyo descubrió de inmediato que su conexión con la Red había sido completamente desconectada. Ni siquiera podía suicidarse.
—Espera un momento... —dijo Ilyo.
