—Algo parece estar mal... —Soros alzó su mano derecha y observó los ojos dañados del joven Brujo incapacitado. Aun así, su sentido del tacto y distintas técnicas de detección le confirmaban que ya estaba muerto.
No obstante, incluso Soros debía admitir que ese Brujo era extremadamente talentoso. Había alcanzado un rango casi legendario a una edad muy temprana y poseía un poderoso linaje de dragón. Su poder de batalla ya era mejor que el de algunos de rango 20.
—Eras un genio... Es una pena, los mortales nunca deberían provocar a los dioses... —Soros parecía lamentarse y compadecerse mientras cerraba gentilmente los ojos del brujo.
En ese momento, muchas figuras de Puerto Venus habían descubierto que algo andaba mal. Llegaron corriendo, mientras que algunos sacerdotes de alto rango eligieron volar hacia el lugar directamente.