Un enorme barco navegó a través del océano, su fondo negro hacía que pareciera un castillo de acero flotante. Leylin se sentó en la habitación más lujosa de la nave, mirando un pergamino hecho de piel de bestia.
Ya han pasado más de 5 meses... Leylin suspiró.
Había pasado mucho tiempo desde la fiesta donde habían dividido el poder de Luna Plateada. Tiff había seguido las instrucciones de Leylin y se había casado con la Señorita Vizconde, forjando una identidad y convirtiéndose en un noble glorioso. ¿En cuanto a sus sentimientos? Eso mereció una carcajada, muchas parejas nobles hacían caso omiso de todo eso.
Después, Leylin había limpiado y reorganizado sus propias tropas. Había contratado a ayudantes de confianza y a élites, dejando el resto para que Tiff se estableciera en su territorio. Les daría riquezas y tierras. Al final, había regresado para terminar lo que había comenzado.