Al ver a Cassley robándose el crédito justo frente a él, Leylin bajó los ojos sutilmente y ocultó la extraña expresión en ellos.
—¡Entonces debo expresar mi agradecimiento hacia usted, señor! Ya preparé las habitaciones y un banquete para recibirlos a todos. Por favor, vuelva conmigo al castillo y descanse.
El Barón Andrew, lógicamente, no podía adivinar lo que había sucedido de un sólo vistazo, por lo que recibió atentamente a los invitados.
Luego de seguir al barón a su castillo, Leylin vio a muchos refugiados dentro con expresiones de pánico en sus rostros.
—Estas malditas semicriaturas, nuestra cosecha de este año está arruinada... —refunfuñó el Barón Andrew mientras caminaba delante de ellos. Luego, le ordenó a su ama de llaves y a su esposa que hicieran los preparativos para el banquete.