—Hermanos, ¡no podemos arriesgar nuestras vidas por ese Brujo que huyó y nos dejó a todos atrás! —dijo una figura inesperada que sobresalió en la primera línea. Cíclope rugió: —Si nos rendimos, perdonarán todos los pecados que cometimos en su contra. ¡Es un vizconde, colegas! ¿Qué están esperando, novatos?
Aquel pirata, uno de los primeros subordinados de Leylin, lo traicionó en un abrir y cerrar de ojos. Cíclope incluso se había contactado con William algún tiempo antes.
Al notar que Leylin ciertamente se había marchado, la confianza de los otros piratas se vio muy afectada. La sugerencia de su líder los estremeció, y muchos decidieron arrojar sus armas al suelo y rendirse.
La puerta del campamento se abrió y Cíclope se paró a un costado respetuosamente para permitir que Crowe y su grupo entraran. Aunque aún sintieran algún tipo de resistencia, era inútil en aquella situación.