En la calle comercial, un chico guapo y una chica que era glotona estaban sentados cara a cara dentro de una tienda de postres y bebidas. Parecían ser una pareja común como cualquier otra, pero su conversación habría aterrorizado a cualquiera que la escuchara. Y, sin embargo, debido a una razón desconocida, los clientes y camareros de los alrededores actuaron como si no hubieran oído una sola palabra de su conversación, preocupados por sus propias cosas.
Lo único era que unas cuantas chicas y camareras hermosas miraban a la chica sentada frente a Leylin. Si las miradas pudieran matar, la chica habría sido asesinada un millón de veces.
—Jajá... ¡Este es un gran sentimiento! Los celos de los demás son tan asombrosos, perfectos. ¡Me siento tan bendecida! —la Maga estaba llena de alegría, pequeñas estrellas brillaban, listas para explotar de sus ojos.