En la región central de las planicies heladas, afuera del castillo:
Columnas azules cegadoras emitían luz brillante, el punto de referencia más radiante de todos.
Los rayos de luz azul atraían a distintos grupos de miembros del clan de la raza helada e incluso bestias. La atracción era tan fuerte que cualquiera que obstruyera su camino era considerado un enemigo que debía ser atacado.
Leylin pensaba que las columnas eran como aterradoras formaciones de hechizo convocadoras a gran escala. Cualquiera que tuviera un linaje relacionado con el hielo y hubiera crecido allí no podría resistir la atracción.
En ese momento había un grupo extraño frente a él: bestias heladas salvajes mezcladas con hadas de la nieve y otros seres inteligentes. Lo único que tenían en común era el deseo y el fervor en sus ojos. Cruzaron tierra y agua en dirección al palacio, como si fuera una peregrinación.