¡Fiiiii!
En el preciso momento en se llevaron a Arwen, explotó un sonido penetrante en el castillo de hielo que hizo que el aire vibrara y el suelo temblara.
Numerosos guardias se arrodillaron en el suelo y temblando le suplicaban a la Reina Ártica que apaciguara su furia. Sin embargo, sus plegarias fueron en vano.
Una luz azul cegadora arrasó y envolvió todo el castillo. Los seres de hielo del castillo, fueran los guardias, criadas, sirvientes o prisioneros, todos se convirtieron en esculturas de hielo. Rayos de luz azul se unieron desde sus cuerpos y excavaron la tierra como lombrices.
¡Wush!
Cuando todo el brillo azul desapareció de las esculturas de hielo, aparecieron muchas grietas en ellos, que luego se derrumbaron hasta convertirse en polvo blanco como la nieve. El castillo se hundió en un silencio mortal.
Mientras tanto, en otro lugar muy profundo: