—¿Artefacto mágico?
El niño negó con la cabeza —¡Ese es un artículo muy precioso! El año pasado, en la subasta solo se vendió un artefacto mágico de baja calidad. Incluso estuvieron presentes magos oficiales que se unieron a la licitación...
—Conque es así. ¡Llévame a la tienda de armas!
Leylin siguió al niño pequeño hasta donde estaba la tienda del herrero.
—¡Oye! Viejo barba grande, ¡te traje un negocio! —. Una vez que el niño pequeño entró en la fragua, comenzó a gritar fuertemente.
—¡Ya voy! —. El dueño de la tienda tenía, en efecto, una espesa y frondosa barba. No era alto, pero los músculos de su brazo eran extremadamente duros y daban una impresión de poder.
—¡Saludos, estimado invitado! ¡Soy el dueño de esta herrería, por favor llámame Martillo Negro! —. El dueño de la tienda se presentó.