Este era el resultado de la radiación natural de una criatura que había alcanzado el reino del Lucero del Alba.
El espacio en la ladera era aún más grande y los restos de muchas criaturas eran abandonados casualmente a un lado. Las ondas de energía residuales en ellos hicieron que Leylin se sintiera sofocado.
En el medio de la plataforma, los hígados de todo tipo de animales estaban colocados de manera casual a un lado. Había una caldera completamente negra que espumaba burbujas blancas, haciendo que Leylin sintiera como si estuviera viendo a un chamán de su viejo mundo.
Ya sea la insignia de un lado o el tótem, todos estaban decorados con sangrientos símbolos marrones.
Esta fue la evaluación de Leylin: toda la ladera parecía un laboratorio poco sofisticado, pero ya poseía cierta aptitud para la investigación.