Aunque el anfitrión habló sobre los posibles peligros en la final, nadie se echó atrás.
El mundo de los Magos no era un paraíso. Aquellos que habían logrado sobrevivir a esa competitividad habían visto sangre una y otra vez, y estaban bien preparados para esa situación.
Las generosas recompensas que ofrecían los gremios de gran escala y la posibilidad de convertirse en el heredero de un Mago de rango 2 los habían convencido de apostar sus vidas en esa competencia.
—¡Bien! Ya que nadie se retira, ¡que comiencen las finales! —exclamó el anfitrión agitando las manos.
¡Pa! ¡Pa! ¡Pa!
Tres fuegos artificiales gigantes volaron por el cielo como coloridos cometas y la música estaba al máximo.
¡Zzzz!
Una energía púrpura se condensó en la formación de hechizo. Aumentaba constantemente su fuerza, hasta que se abrió un agujero en el espacio.