—¿Hm? —en ese momento, Fendix y la matriarca oscura miraron hacia un lado.
—¡Fendix, estoy aquí para ayudar! —Leylin se acercó rápidamente, sus ropas susurraban con el fuerte viento.
—¡La mano de Umbra!
Un gran número de sombras emergieron detrás de él, y se transformaron en lo que parecía una mano gigante que obstruyó a la matriarca.
—¿Cuál es tu situación? ¿Cuánto poder mágico te queda? —Leylin miró a Fendix, que ya estaba ligeramente pálido.
—La mitad, puedo lanzar un hechizo formidable más. ¿Y tú? —al ver llegar a Leylin, Fendix dejó escapar un gran suspiro de alivio.
—Ya despaché lejos a esa matriarca. Sólo queda ella —Leylin señaló a la matriarca frente a ellos—. Recuerdo que todavía tienes un poderoso hechizo ofensivo: las Cadenas de Truenos Violentos, ¿verdad? La mantendré ocupada. ¡Rápido, ve y prepáralo!
—¡Está bien! —Fendix apretó los dientes.