Al mirar la autodestrucción del mostrador de piedra y del volumen negro, la expresión de Leylin no contenía ni un rastro de lástima.
En lo que a él se refería, la mayor recompensa ya estaba en sus manos, por lo que aun si no podía obtener los otros tesoros, no se arrepentía.
¡Bang! ¡Bang!
Dos capullos azules se desintegraron frente a los ojos de Leylin, exponiendo los dos artículos que estaban dentro de ellos.
Leylin los tomó ambos con calma.
La piel de la Serpiente de Ojos Blancos del Vacío, que se usó para hacer la bolsa de cuero negra, se sentía suave al tacto, y continuamente le transmitía una sensación de calidez.
Los diseños de plata sobre ella se sentían como si estuvieran vivos; se movían continuamente sobre la superficie de la bolsa de cuero, emitiendo un resplandor brillante y deslumbrante.