—¡Es un Hada de las Tormentas adulta!
—¡Maldición! ¿Cómo es que encontramos esta clase de cosas en el camino? ¿No lo despejaron antes?
—¿Dónde están los magos de las academias? ¡Necesitamos su ayuda!
Se oían voces llenas de confusión.
—Activemos primero el hechizo de defensa de mayor alcance. Si no lo hacemos, ¡es seguro que aquellos discípulos morirán!
Luego de algunos encantamientos, todas las paredes del dirigible se vieron envueltas en una luz blanquecina. Todos los agujeros brillaron de color verde, ya que las ramas se extendieron y bloquearon firmemente cualquier abertura.
—Hu... Hu... —Leylin jadeaba intensamente, su cara estaba toda roja.
Cuando la gigantesca Hada de las Tormentas habló previamente, todos los discípulos sintieron una fuerza fría como el hielo que los oprimía.
Inmensa, sin límites, malicia pura. A Leylin le costaba respirar.