El poder de los sueños convergió en el límite entre lo real y lo ilusorio y formó un mundo extraño sin límites. Un Mago vestido con túnicas negras estaba en los confines de ese mundo. Su llegada hizo que el mundo clamara, como si un hijo hubiera regresado a casa. Paisaje de Ensueños abrió sus puertas de par en par.
Todavía está tan desolado aquí... Leylin estaba en el aire, absuelto de los poderes de las leyes. Su alma de pecado original le permitía examinar la mayor parte del mundo a la vez.
Paisaje de Ensueño seguía tan desolado como antes, ya que la fuerza onírica se estaba desvaneciendo y los Señores de la Calamidad habían tenido que sellarse.
Leylin estaba allí con su cuerpo verdadero y había dejado el Mundo de los Dioses para entrar en el plano astral. Con la Placa de Manderhawke en mano y un dios intermedio como clon, el Mundo de los Dioses era como un jardín trasero en el que podía entrar y salir a su antojo.