La enorme tentación frente a él no logró causar el menor cambio en la expresión de Leylin.
—¿Eternidad Falsa? ¡Ja! —se encogió de hombros con apatía mientras una mueca desdeñosa aparecía en su rostro.
Lo que Leylin perseguía era la inmortalidad otorgada al alcanzar el rango 9, un reino de poder que excedía el alcance del propio plano astral. Ese Fruto del Mundo lo vincularía al Mundo de las Sombras y detendría cualquier avance adicional. Quizás los otros Magos que no tenían esperanza de ascender tomarían esa decisión, pero definitivamente no era así para Leylin.