Un enorme balor se paró sobre el cuerpo de un orton.
—¡Yo, Jesdric, soy el más fuerte! —gritó, agitando sus enormes alas demoníacas mientras la sangre brotaba de una herida en su pecho.
El orton era un diablo más grande, y su ataque furtivo había causado bastante daño. El pecho del balor se veía destrozado, sufrió para matar a su oponente. Sus escamas se torcieron hacia arriba, con carne y sangre sobre ellas, incluso se podía ver huesos pálidos y un corazón latiendo en su interior. Aunque estas lesiones no eran fatales para los demonios, le tomaría bastante tiempo recuperarse a este balor.
Jesdric era un demonio poderoso, con un linaje noble, y muchos diablos lo miraban con envidia; inclusive los mismos demonios lo veían de la misma forma. Si un demonio pudiera matarlo, obtendría una parte del poder de Jesdric. Le permitiría al atacante elevar su rango, ¡incluso convertirlo en un balor!