El cadáver de Montelo yacía en el suelo. Esa área estaba completamente silenciosa e inmóvil, con solo el constante aullido del viento frío.
Linley recogió la insignia dorada con una sonrisa en su rostro.
—¡Esta es la segunda insignia dorada que adquirimos en esta batalla!
En ese momento, lo único que podía ver era esa insignia dorada. En cuanto al artefacto Soberano defensivo de Montelo, su mirada directamente lo pasó. Ese artefacto Soberano defensivo sería reclamado por el Soberano más tarde.
Bebe corrió hacia ahí, diciendo emocionado: —¡Jefe, la segunda! Antes, cuando esa mujer de cabello verde murió, la insignia era de Reisgem. Esta es nuestra, ¡ahora tenemos un total de cuatro insignias de comandante!
—¡Cierto, cuatro! Mi padre, jefe Yale, George y el hermano mayor de Delia. ¡Ya tenemos suficientes! —dejó escapar un largo suspiro de alivio.
Bebe también sonrió.