—¿Linley Baruch?
Odín supo de inmediato quién era esa persona. La reputación de Linley en el continente Yulan simplemente era muy grande. En términos de estatus, él estaba en un nivel más alto que incluso el que el Dios de la Guerra y el Sumo Sacerdote habían estado en el pasado. Después de todo, los logros de Linley eran simplemente demasiado legendarios.
El rostro de Odín estaba pálido, y miró fijamente a Linley, diciendo una palabra a la vez: —¡Te atreves a venir!
—Si no vengo, ¿cómo voy a matarte?
La voz de Linley era como el hielo.
—Ja... Jaja...
Odín rio de pura ira.
Las muertes de su hermano y su hijo habían causado que su furia ascendiese a los cielos. Además, él sabía lo que Linley había logrado. Hace casi dos mil años, Linley acababa de convertirse en una Deidad. Como Odín lo veía, sin importar cuán grande genio fuese, a lo mucho podría llegar a ser un Dios Altivo. ¿Fusionar profundos misterios?