—¡Bienvenido a casa!
Esas palabras causaron que una sensación de calidez brotase del pecho de Linley.
Sintiendo la mirada atenta de los miembros del clan Baruch, comprendió de repente que las dificultades que había soportado durante los casi setecientos años que había pasado en el Continente Capullo Rojo, atravesando el Mar de Niebla Estelar y corriendo por el Continente Risco Sangriento todas, ¡valían la pena!
Después de vagar en el Reino Infernal durante tantos años, ¡él finalmente había vuelto a casa!
Baruch soltó a Linley, luego lo miró, su feroz rostro ocultaba lágrimas no derramadas.
—Linley, debiste haberlo pasado mal.
—Sr. Hanuman, gracias —Baruch miró a Hanuman—. Este Linley es de hecho de mi rama del continente Yulan.
—Jaja, Baruch, felicitaciones. Aquí está el emblema de nuestro clan. Deja que lo ate con sangre —Hanuman le dio un emblema, luego rio y dijo—: No te molestaré más.