El tiempo pasó muy rápido, y en un abrir y cerrar de ojo, el reloj de péndulo dentro del salón dio once campanadas, lo que significa que ya eran las 11 de la mañana.
—¿Está Hogg en casa? —sonó una voz clara. La mansión Baruch no tenía guardias, así que, claramente, esa persona había entrado a las tierras de la mansión.
Hogg frunció el ceño, colocando el grueso tomo en frente de él.
—Linley, hoy nos detendremos aquí.
Revelando una ligera sonrisa, Hogg giró y caminó hacia el salón de invitados.
—¡Ah, Hogg, mi querido amigo! Justo el otro día escuché el cantar de un gorrión, y supe que algo bueno estaba a punto de pasar. De hecho, al mediodía, recibí tu misiva, y cuan pronto la leí, me llené de alegría.
—Querido Philip, también estoy muy feliz de verte. Hillman, rápido ve y tráeme la escultura de piedra, 'León Feroz'. Phillip, ven, vamos al salón principal a esperar. La escultura estará aquí en un momento.
Al escuchar esas palabras, Linley sintió una punzada en su corazón.
—¿Vamos a vender más pertenencias de la familia?
Linley sabía que la escultura del 'León Feroz' era una que le gustaba mucho a su padre. Pero el clan Baruch, el cual toma impuestos muy bajos del pueblo de Wushan, realmente estaba en una situación económica desastrosa.
Afortunadamente, el clan Baruch era un clan antiguo, y en virtud de su edad, tenía guardado muchos raros y preciosos objetos.
Desafortunadamente, incluso tantos vastos tesoros no podían resistir tantos años de subastas y ventas. En ese punto, el número de objetos de valor dentro del clan eran solo unos cuantos. Linley no pudo evitar girar y mirar el reloj de péndulo —Me pregunto cuanto tiempo pasará antes que este reloj sea vendido.
Un hombre de mediana edad con un largo cabello dorado y un aura noble entró al salón con Hogg a su lado. Linley inmediatamente fue capaz de suponer que ese hombre de mediana debía ser 'Philip'.
—Oh, este adorable niño debe ser tu hijo, ¿verdad Hogg?
Philip sonrió muy cálidamente hacia Linley y dijo: —Linley Baruch, ¿cierto? ¿Puedo dirigirme a ti como Linley?
—Sería un honor, señor.
Linley puso su mano derecha contra su pecho y se inclinó respetuosamente.
—Qué adorable niño.
Philip parecía muy complacido.
A un lado, Hogg se rio: —Philip, deja de perder el tiempo con el niño. Mira, el 'León Feroz' que has deseado por tanto tiempo ha llegado.
Mientras hablaba, Hillman llevó fácilmente la gran escultura dentro del salón, y entonces sin ningún esfuerzo la colocó en el suelo.
Era una escultura de piedra que pesaba cerca de mil libras, pero en las manos de Hillman, parecía un juguete, claramente mostraba la fuerza de Hillman.
—Sr. Hillman, su fuerza me asombra. Mi feudo no tiene a nadie tan feroz como usted, capitán de la guardia, a pesar que controlo doce pueblos —Philip sonreía mientras hablaba, pero el significado implícito en sus palabras era muy claro, quería invitar a Hillman a trabajar para él.
Hillman dijo fríamente: —El pueblo de Wushan es mi hogar, señor.
—Perdóname —Philip se disculpó rápidamente.
Philip se giró para ver a Hogg.
—Hogg, debo decir que, a pesar de que me gusta mucho esta escultura de piedra, la artesanía de esta escultura 'León Feroz' no puede ser considerada de primer nivel, y mucho menos una obra maestra de esas de los grandes maestros escultores.
—Philip, si no deseas comprarla, entonces olvídalo —Hogg fue muy cortante.
Los ojos de Philip no pudieron evitar entrecerrarse, pero entonces rio. —Jaja… Hogg, no te molestes. No estoy diciendo que no deseo comprarla. Estoy diciendo la verdad. ¿Qué hay de esto?. Compraré esta escultura por quinientas monedas de oro. ¿Qué piensas?
—¿Quinientas? —frunció el ceño.
Ese precio era mucho más bajo que el que Hogg esperaba. Él había esperado al menos ochocientos.
En el continente Yulan, una moneda de oro era igual a diez monedas de plata, lo que también era igual a mil monedas de cobre. Una persona promedio sería capaz de obtener veinte o treinta monedas de oro en un año. Incluso un soldado del ejército promedio solo obtendría cien o un poco más.
—El precio es muy bajo.
Hogg agitó la cabeza.
—Hogg, debes saber que en los diez mil años del continente Yulan se hicieron un sinfín de esculturas. El verdadero valor de una escultura está en términos de su artesanía. En cuanto a la artesanía de esta… Bueno, jeje, suficiente con decir que me gusta. Quinientas monedas es mi mejor oferta. Si no la aceptas, entonces olvídalo.
Philip se rio mientras se giraba a ver el reloj de péndulo en el salón. Sus ojos brillaron y dijo: —Sin embargo, Hogg, si fueses a vender ese reloj, me gustaría pagar mil monedas de oro.
El rostro de Hogg se congeló.
—Ejem, dos mil monedas de oro serían aceptables también. Esa sería mi oferta más alta —dijo Philip rápidamente.
Hogg agitó la cabeza severamente con firmeza —¡El reloj de péndulo no está a la venta! Mientras qué, por la escultura, seiscientas monedas de oro. Tómalo o déjalo.
Philip estudió a Hogg cuidadosamente y entonces soltó una carcajada.
—Bien, Hogg. Te daré cara. Seiscientas monedas de oro entonces. Guardia, tráeme seiscientas monedas de oro. El guardia de su feudo, quien estuvo esperando afuera todo el tiempo, inmediatamente se acercó con el oro.
Seis sacos de oro amarillo.
—Seiscientas monedas de oro, Hogg. Puedes contarlas si quieres —sonrió Philip.
Hogg palpó los sacos. Solo basado en el peso, Hogg sintió que realmente había seiscientas monedas de oro en ellos, cien por saco. Hogg sonrió y asintió.
—Philip, ¿qué hay sobre quedarte a cenar con nosotros?
—No hay necesidad, aún tengo negocios esperándome en casa —dijo Philip.
El guardián de Philip subsecuentemente instruyó a dos poderosos guerreros para que levantasen y llevasen la escultura, los cuales lo hicieron con dificultad.
Después que Philip y sus súbditos hubiesen partido, Hogg miró los seis sacos de oro con una mirada sombría en sus ojos. Esta vez, vendió la escultura de piedra. ¿La próxima vez? A pesar que su mansión aún tenía muchas cosas, tarde o temprano, no quedaría ninguna.
—¡Padre, quiero aprender a esculpir! —dijo Linley repentinamente.
Linley sabía muy bien que en el continente Yulan, aquellos escultores famosos podían producir trabajos valorados en decenas de miles de piezas de oro. Algunos escultores famosos podían incluso llegar a cien mil piezas de oro. A parte de su riqueza, el rango social de esos escultores era muy alto.
—Si me convierto en maestro escultor, entonces… Entonces ya no tendremos que vender las posesiones de la familia —eso era lo que Linley pensaba.
—¿Escultura? —Hogg miró a Linley con su habitual mirada fría.
—Linley, tu sabes qué entre los cientos de millones de personas en la Unión Santa, hay al menos varios millones quienes estudian el arte de esculpir. Pero en toda la Unión Santa, el número de verdaderos maestros pueden ser contados con una sola mano. Además, si no tienes un buen instructor, simplemente no podrás tener éxito por ti mismo.
—El círculo interno de los escultores es uno en el cual no dejan entrar a personas ordinarias. Solo ves los trabajos que tienen una evaluación tan alta como el cielo, ¿pero sabes que la mayoría de los escultores solo hacen unas cuantas docenas de oro al año? —la voz de Hogg era muy feroz.
Linley estaba tan asustado que se arrodilló inmediatamente. Justo ahora, solo había hablado debido a que pensaba que esculpir podría mejorar la situación de su familia. No esperaba que su padre lo sermonease tan severamente.
—Suficiente. El salón ancestral necesita limpieza. Después de almorzar, ve y límpialo —dijo Hogg fríamente.
—Sí, padre —dijo Linley respetuosamente.
Observando a Linley, Hogg suspiró en su corazón. —¿Esculpir? Oh, niño. ¿Sabes qué en el pasado, también practiqué para ser un escultor? Pasé diez años de mi vida tratando de aprender. Pero desafortunadamente, mis esculturas no valían una sola moneda —Hogg también soñó tontamente una vez en convertirse en maestro escultor y con ello mejorar la situación de su clan.
Pero en su corazón, se sentía muy desesperanzado. A pesar de pasar diez años entrenando, sus esculturas no tenían valor. El campo de la escultura se podría describir como una pirámide.
Esos famosos maestros escultores estaban en la cima de la pirámide. Disfrutaban de un alto estatus, y cada escultura que hacían era valorada en cientos de miles de monedas.
Pero la evaluación de los trabajos de los incontables escultores de nivel bajo en el fondo de la pirámide eran tan bajos que destrozaban el alma. Muchos de sus trabajos eran comprados por personas comunes por tan solo unas cuantas monedas de plata para usarse como decoración en sus hogares.