Linley, el Emperador Johann, y los demás estaban perplejos. ¿Quién en el mundo era ese misterioso anciano de cabello blanco? Incluso el experto número uno de nivel Santo, Haydson, era increíblemente respetuoso con él.
—¿Podría ser el Dios de la Guerra? —se preguntó Linley en secreto.
Probablemente, solo una Deidad podría hacer que Haydson fuese tan respetuoso. Y claramente, Castro y Lanke también reconocían a esa persona. Él probablemente era el Dios de la Guerra.
—Añadan una silla —instruyó Hiri a un sirviente cercano.
Linley dio un paso adelante. Sonriendo, dijo: —Señor, los dos hermanos nos sentimos muy honrados de tenerlo asistiendo a la ceremonia de compromiso de mi hermano menor. ¿Puedo saber su nombre?
—¿Yo? —Ee anciano de cabello blanco miró sonriendo a Linley—. Mi nombre es Hodan.
—¿Hodan?
Linley buscó rápidamente a través de su memoria, pero definitivamente no recordaba a un experto con el nombre de Hodan.