Después de experimentar un nuevo intento de asesinato, Jenne y Keane realmente entendieron lo peligroso que sería ese viaje hacia Ciudad Cerre. Ellos estaban en riesgo de morir en cualquier momento. Sin darse cuenta, ambos se giraron hacia Linley.
—Hermano mayor Ley, ¿qué debemos hacer en el futuro?
Jenne miró a Linley a medida que ella hacía esa pregunta, con el corazón lleno de preocupación.
En ese momento, tanto Keane como Jenne sentían como si estuviesen perdidos dentro de una bruma sin límites, incapaces de ver el futuro. No sabían lo que pasaría si perseveraban.
En cuanto a ese par de hermanos inocentes, Linley los consoló: —No se preocupen. Tengo confianza en mi capacidad para hacer frente a un gobernador interino de una ciudad de la prefectura.