Viajando por ese aparentemente interminable y sinuoso camino, esa caravana con cientos de personas no se movía a un ritmo demasiado rápido. Todos los guardias de la caravana mantenían un ojo atento en dirección a la Cordillera de las Bestias Mágicas en todo momento.
Había dos principales fuentes de peligro en ese camino. La primera eran las bestias mágicas en la Cordillera de las Bestias Mágicas. La segunda eran los bandidos. Debido a que ese camino, que tenía cientos de millas de largo no era controlado ni por la Unión Santa ni por el Imperio O'Brien, había, naturalmente, muchos bandidos.
*Squeak. Squeak*
Las ruedas del carruaje chirriaban rítmicamente, y Linley se echó hacia atrás, disfrutando del fuerte licor en el recipiente de vino.
—Han pasado tres años desde que he tocado el alcohol. Este licor áspero se siente aún más agradable para mí que esos exquisitos vinos que el Paraíso Agua Jade proporcionaba.