Isla Bauhinia, con un diámetro de millones de kilómetros, estaba lejos de las auroras.
¡Siu! ¡Siu! ¡Siu!
El caballero, Luo Feng y el emperador True Yan aterrizaron en la isla como rayos de luz.
—Hay tantos palacios —dijo Luo Feng, mirando los palacios en la planicie y la montaña. Él podía literalmente sentir la fuerza que emanaba de los palacios. Frunció el ceño—. Aparentemente hay muchos poderosos viviendo aquí.
—Miren eso —dijo el caballero, apuntando al cielo.
Ambos miraron hacia arriba.
—¿Eh? —dijo Luo Feng.
Él vio halos cubriendo la isla entera. Los halos se agrandaban hasta desaparecer, en ese momento aparecía un nuevo halo. Cada halo rodeaba a otro en círculos concéntricos como ondas en el agua. Se extendían. Nacían y desaparecían. Nacían y desaparecían. Una y otra vez.