Tarde en la noche, el viento aullaba.
Mundo dentro de un mundo, en el ejército aliado.
Luo Feng, Hong y Dios del Trueno intercambiaron miradas y sonrieron.
—Vámonos —Luo Feng dijo en voz baja.
El equipo de cinco hombres se levantó con rapidez y se movió casualmente hacia las áreas externas del ejército. Entrar al ejército aliado en sí era difícil, ya que requería identificación. A cualquier persona que no perteneciera a ningún poder u organización se le prohibía ingresar. Sin embargo, irse era fácil. Después de todo, las grandes potencias enviaban constantemente a las personas para que entregaran truenos.
El número de personas que entraban y salían realmente no era pequeño.
—Capitán, los cinco se van.
—Síganlos rápidamente.
—Rápido.
—Todos, muévanse más rápido.
Los subordinados del noveno príncipe se habían estado preparando para cuando el pequeño equipo comenzara a moverse.
