Entre la multitud, Luo Feng levantó la cabeza para mirar el aire distante sobre el castillo y esa pantalla que se formó de la luz. En ella había sesenta y ocho tipos diferentes de tesoros celestiales, lo que llevó a un fuerte sentido de codicia que crecía dentro de él.De los más de diez mil exploradores que existían, ninguno de ellos querría ninguno de los tesoros, lo único era que no lo tenían. No tenían la fuerza ni el poder para obtenerlos.
—Qué pena, nadie se atreve a pelear con el noveno príncipe. Si las cosas no son caóticas, solo podemos sentarnos en silencio y mirar. —La mirada de Luo Feng pasó por la vanguardia, mirando hacia el noveno príncipe que estaba actualmente rodeado.
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