Las palabras desconocidas en los muros de piedra dieron lugar a fuertes emociones que hicieron que Luo Feng se sintiera como si estuviera bajo el impacto de una tormenta loca. Cerca de sus oídos, había un vago y bajo gruñido que sonaba como si un antiguo y gran ser estuviera rugiendo.
—Muriendo uno tras otro, muriendo uno por uno, nadie puede escapar. ¡Nadie puede! Estoy lleno de renuencia, ¡tan renuente!
Poco después, Luo Feng recuperó la conciencia.
—Estas palabras contenían una emoción tan fuerte, y también, contenían su fuerza de voluntad.
Luo Feng se quedó sin palabras al enterarse de esto.